Existe un lugar alejado de la sociedad donde se aboca toda aquella Información obsoleta e inservible. Este lugar es comumente denominado el Invertedero. Paradojicamente la entrada a esa zona está controlada y restringida de una forma casi hermética. De esa manera, tan sólo los empleados, y bajo un estricto protocolo de identificación y registro, tienen acceso a una parte muy reducida de ese siniestro espacio. Es a ese lugar a donde van a parar por la inhercia binaria, aquellos textos, palabras y frases que se encuentran a la deriva de Internet. Se trata de elementos que han estado flotando en el Ciberinfinito sin ser rescatados por algún navegante o buscador durante un lapso de tiempo determinado por la OII, Organización de la Información Invertedero. Cada día se producen millones de naufragios conceptuales e informativos en las instalaciones del Invertedero, un lugar que está excediendo su capacidad de carga arriesgandose a atraer a un maremoto iconoclasta que absorveria el universo en la espiral del absurdo sideral.
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