21 diciembre 2012

El viernes por la mañana, no volví a despertar. Fue como si la luz del universo se hubiera apagado para siempre. No terremotos, no volcanes, no bombas nucleares. Simplemente una profunda oscuridad y un silencio absolutos.  El temido fin del mundo no era otra cosa que pura quietud científica y matemática. Era como si la…